Esas manos (nota de Carlos Origüela)
- Frente Izquierda
- 6 sept 2020
- 2 Min. de lectura
Por: Carlos Origüela
Hay momentos donde se pretende esconder el sol tan sólo con una mano o, quizá mejor aún, con muchas manos -mediáticas- debidamente coordinadas…
El Diccionario de la Real Academia Española define a la posverdad como “Distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales”, siendo cada una de las palabras contenidas de importancia trascendental. Detengámonos en la primera parte de la definición.
Podríamos considerar las muchas realidades de los últimos días que procuran distorsionarse con la “novedosa” operación mediática instalada relativa a las declaraciones del genocida y torturador Gilberto Vázquez, criminal infame al que casi ninguno de esos “periodistas” condena seriamente. Por ejemplo, citar a la realidad innegable del papelón de escala internacional que tuvo al presidente Lacalle como protagonista e instigador, cuando sin el menor de los sustentos empíricos pretendió poner en tela de juicio el informe que emitiera CEPAL en el mes de julio, con sendos análisis sobre las políticas económicas aplicadas por los gobiernos de América Latina y el Caribe en el combate a la Covid-19. En dicho culebrón, el presidente se arrogó el cuestionamiento del resultado del análisis de la estrategia implementada por Uruguay, en cuya conclusión nuestro país alcanzó el tristemente célebre lugar de tener el Estado que menos dinero invirtió para enfrentar a la pandemia y sus consecuencias. Pero el absurdo aún no terminaba. El ridículo presidencial alcanzó su máximo nivel cuando la titular del Organismo, Alicia Bárcena, le gritó el “¡quiero, vale 4!” y dejó al mandatario sin palabras, expuesto.
Otro “sol” que aspiran a ocultar esas manos es el relativo a la presentación de una Ley de Presupuesto de una rapacidad tal que la única manera en que podrá aplicarse es con hambre, con sofocación de las jubilaciones, con erradicación de derechos públicos e individuales, y cuya implementación requiere de la imprescindible represión que autorizó la LUC, contra una creciente protesta de la población organizada, que se está embanderando con sus necesidades, su historia y su futuro. Que utiliza sus propias manos para escribir sus luchas y su devenir.
Pero hay una distorsión de la realidad que los agentes políticos de la llamada “prensa grande” no lograrán. Nunca. Esos emisarios del olvido y la impunidad, que repiten “sus argumentos” como hipnóticos mantras, no podrán horadar el nombre de dos excepcionales defensores de la verdad y la memoria, como son los doctores Azucena Berrutti y Tabaré Vázquez, y, menos todavía, usando de manera descarada y cobarde las aberrantes tragedias que sufrieron los Familiares de Detenidos Desaparecidos por el Terrorismo de Estado, lucha nacional e irrenunciable que valientemente han llevado adelante durante décadas y que hoy se ha constituido en un clamor popular e impostergable.
Llegó la hora de que el aparato comunicacional privado que le hace el trabajo sucio de la derecha nacional asuma su responsabilidad y entienda que en su permanente ejercicio de manipulación de la ciudadanía no valen todos los métodos. A cada una de las falsedades, medias verdades, a cada uno de sus silencios cómplices y de sus fuegos artificiales, la sociedad toda y la historia se encargarán de poner las cosas en su lugar.
* Carlos Origüela – Candidato a edil - FIdeL – Lista 1001

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